
Karl
Popper define a la justicia a través de cinco actitudes del estado frente a los
individuos: a) distribución equitativa de la carga de la ciudadanía, entendido
como las limitaciones necesarias a la libertad del individuo para una vida en
sociedad; b) tratamiento igualitario de los ciudadanos ante la ley; c)
consecuencia de lo anterior, que las leyes no perjudiquen ni beneficien a
determinadas personas o grupos de personas; d) imparcialidad de los tribunales;
y e) en el mismo sentido que se distribuyen equitativamente las cargas, que
exista una participación igualitaria en las ventajas.
Con
este antecedente podría pensarse en Popper como un comunista o socialista, mas
él incluso critica la teoría de Marx, en tanto que la sociedad propuesta por
este último se traduce en una sociedad cerrada contraria a la idea de Popper de
una sociedad abierta, pero, ¿qué es pues una sociedad abierta? Es precisamente
aquella que permite y busca la transformación de sí misma, es crítica ya que se
presta al discurso público e intercambio de ideas, no supone un orden social
ideal, sino que cada paso está sujeto a corrección a través de elecciones,
entendidas desde un punto de vista democrático; va en contra del individualismo,
clasismo, estatismo y totalitarismo. Son pues elementos de la sociedad abierta
la libertad, la democracia, la igualdad.
Pero,
cómo lograr este ideal de sociedad abierta, sólo a través de garantizar una
libertad formal, es decir, sólo mediante la democracia, entendida como el
derecho del pueblo de juzgar y expulsar del poder a sus gobernantes, pues es
esta la única herramienta con que se cuenta para limitar el poder político, y
pues que se puede controlar el poder político, puede entonces la democracia ser
también mecanismo para intervenir el poderío económico.
Si bien
Popper rechaza un liberalismo económico desmesurado, no por ello acepta por
completo las ideas marxistas, puesto que, cierto es que el Estado debe tender
hacia el cooperativismo, es decir, el deseo de alcanzar un bien colectivo a
través del intervencionismo del estado, mas dicho intervencionismo debe
sujetarse a determinados límites, mismos que son impuestos a través del ejercicio
de la democracia.
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